Aquella tarde supe que mi vida cambiaría para siempre. Me llamaba la atención aquella cosa tan pequeñita cubierto en finas y suaves mantas, que lo envolvían y le daban un misterio único, como si de un gran tesoro se tratase. Y sí, en cuanto lo vi supe que era eso, un tesoro, para mi hasta ahora el más grande. Su pequeña carita emanaba dulzura, paz y sosiego. Ya se veía venir que iba a ser una persona con temperamento erguido y corazón gigante. Cuando me dejaron tocarlo por primera vez, parecía que se iba romper y sabía que aquel hermoso diamante recién esculpido tenía que cuidarlo y mucho. Sus manos dibujaban sueños y pasiones, sus piernas juegos sutiles y buenos andares, sus pies caminos que poco a poco tendría que ir forjando. Todo él era único, mágico. Así que me dediqué a cuidarlo como mejor sabía y podía. Le daba el biberón, le cambiaba algún que otro pañal, y a pesar de que yo solo contaba con tres años, lo trataba como un muñeco, como lo que era, un hermoso bebe. Con el paso de los años ese bebe se fue convirtiendo en hombre y al igual que el buen vino, también él iba madurando. Y sí, no me equivoqué, aquellas manos que años atrás dibujaban pasiones hoy lo seguían haciendo. Se convirtió en un gran dibujante con firma propia. Con pasiones infinitas y muy diversas; aquellas piernas le dieron días y días de juegos interminables, y demás está decirlo de buenos andares por este camino tan difícil de pasar que es la vida. Todavía sigue manteniendo aquella sonrisa ingenua con la que algún día me cautivó. Su voz ya de hombre me hace salir de mis peores pesadillas para encontrarme con él en mis mejores sueños. Él l me protege y hace sentir segura y sé que me quiere al igual que yo lo quiero y se lo demuestro de la mejor forma que sé y me han enseñado. Y tal y como dije al principio es un tesoro al que hay que cuidar, como siglos atrás lo hicieron los piratas al robar tesoros únicos para ellos.
Día tras día agradezco por tenerlo a mi lado, a él, a mi hermano.
Hermoso el relato. Hermoso el amor tan sincero y profundo entre hermanos. El por ser único, ella porque siéndolo, se mira en ese espejo.
ResponderEliminarLos adoro.